A Venezuela el fútbol sigue dándole motivos de orgullo nacional, por eso muchos aficionados al deporte número uno en ese país, el béisbol, comienzan a cambiar sus gustos y posar sus ojos en otro balón. Ahora fue el turno de las chicas, que llegaron nuevamente a un mundial femenino, fue en la categoría de 17 años en Jordania y no sólo tuvieron una brillante actuación, vuelven a casa con la medalla de bronce en el cuello y un nombre que comienza a sonar en el mundo, Deyna Castellanos.
Dos golazos la ponen como una de las candidatas al mejor gol del mundial disputado en Jordania, pero su fútbol la ha hecho popular, incluso ya la bautizaron como “la nueva Marta”, es que su técnica y sus goles la están haciendo llevar una carrera maratónica. Tras ser la goleadora del sudamericano que le valió la clasificación al Mundial, la universidad estatal de Florida le ofreció una beca completa para sus estudios, es obviamente la goleadora del equipo universitario y cortó su vida cotidiana por unos días para asistir a su segundo Mundial Sub 17 de la FIFA.
Deyna viene de una familia arraigada en el béisbol de su país, su padre fue un ferviente admirador de ese deporte, llevaba a sus hijos, Álvaro y Deyna a los diamantes con mucha frecuencia, pero fue su hermano el primero en revelarse. Richard Páez era el entrenador venezolano en ese entonces y Álvaro maravillado por el fútbol se le plantó a su padre y le pidió cambiar de deporte. Deyna aún más pequeña comenzó a seguirle los pasos a su hermano, y a enamorarse de la pelota. Así la vieron en el club de su hermano, pateando un balón y convencieron a sus padres que ella también entrene, eso le cambió la vida para siempre.
Con sólo 15 años jugó su primer Mundial Sub 17 en Costa Rica, sobresaliendo por encima del resto a pesar de la diferencia de edad, ahora consolidada como el emblema de este equipo Vinotinto, Deyna llevó a su selección al podio, anotó cinco tantos en Jordania y seis en Costa Rica, por lo que es la máxima anotadora en la historia de los mundiales en esta categoría.
Su camiseta fue pedida por la FIFA, la exhibirán en el museo de Zúrich, junto a la de las otras estrellas del evento, pero ella mantiene la humildad, sabe que le cambió la vida, aunque ella prefiere seguir con su cotidianidad “Desde mi debut en 2014, lo único que ha cambiado en mi vida, es que a veces me reconocen en la calle públicamente, el resto para mi es lo mismo, soy una chica alegre, coqueta, y sociable. Me importa seguir creciendo como persona y desarrollar la capacidad de aprender de mis errores para no repetirlos”.