Tarijeño de nacimiento, uno de los mejores laterales del país, es Marvin Bejarano, quien a sus 29 años ha vuelto a superar una dura prueba en su carrera, una lesión facial que estuvo cerca de dejarlo fuera del torneo actual en Bolivia y la Copa Libertadores de América.
Marvin Bejarano es un jugador clave en sus equipos, se vuelve fundamental como en el club The Strongest en esta temporada. Su buen desempeño lo ha hecho hasta imprescindible en filas atigradas, sin embargo, este semestre sufrió una lesión en la cara donde presentó una fractura en el arco superciliar derecho, pero al igual que en ocasiones pasadas, el futbolista boliviano ha vuelto a las canchas antes de lo pensado, una muestra de fortaleza , una característica que ha marcado su carrera.
“Yo soy de los que, lastimosamente, no espera el tiempo que los médicos me dicen, en casi todas las lesiones que he tenido siempre he vuelto antes de tiempo. La operación de mi rodilla, la fracturas que tuve y esta última de mi cara que tuve una doble fractura. Tenía que estar tres meses fuera de la cancha y eso me hacía que quede fuera totalmente de este campeonato, pero opte por otra opción, no operarme y utilizar la máscara para volver a jugar y ahora ya estoy jugando” relató Marvin quien ahora utiliza una máscara médica para jugar.
Sin duda uno de los riesgos a los que todo futbolistas está expuesto son las lesiones, muy pocos son aquellos que logran superarlas por completo, justamente el “enmascarado” Bejarano cuenta cómo ha superado cada una de las lesiones que ha sufrido, “Es bastante complicado porque es algo que te corta de raíz, yo lastimosamente tuve varias lesiones que las he ido superando, las primeras son las que más cuestan porque es algo que no esperas, son de gravedad, y lo primero que debes recuperar es el físico, luego perder el miedo que uno tiene al volver a la cancha”.
Justamente algo que todos perciben en un partido cuando un jugador lesionado vuelve a jugar, es el nivel de miedo que tiene de encarar las distintas jugadas, “a medida que vas teniendo lesiones, vas sabiendo cómo perder ese miedo, la primera lesión es bastante difícil de superar porque estás susceptible a cualquier golpe o cualquier cosa que te pueda pasar, eso tienes que ir superando día a día y nuevamente tienes que ir chocando de a poco para que cuando en el partido te busque y llegue ese momento, lo puedas soportar” explica Marvin.
La carrera profesional de Marvin tiene otra característica que ha marcado su paso por los clubes ligueros, es un jugador al que le gusta quedarse por muchos años en el equipo que le toca jugar. Su primer club en la Liga fue Unión Central de Tarija, luego pasó a Universitario de Sucre, donde estuvo cuatro años, posteriormente en Oriente Petrolero estuvo cinco temporadas y ahora confiesa no tener inconveniente alguno en quedarse en el Tigre por mucho tiempo, por lo cómodo que se siente.
Marvin recuerda que su debut como liguero en el equipo tarijeño, también fue su debut como lateral izquierdo, un puesto en el que nunca había jugado hasta ese día “Siempre debutar en la Liga es complicado, mi debut fue en Cochabamba contra Wilstermann estaba nervioso, ansioso, porque era mi primer partido y en un puesto en el que no estaba acostumbrado, yo era volante por izquierda y jugué de lateral y era bastante complicado para mí, gracias a Dios pude desarrollarme de buena manera”. El chapaco que ahora es uno de los mejores laterales del país, se siente muy cómodo por la banda izquierda, un puesto que terminó dominando “Ese año (2006), en Unión Central no había lateral izquierdo, y conmigo estaba Gastón Mealla que es delantero, así que a los dos nos ponían de laterales y yo fui el que más se adecuaba en la posición porque a Gastón le costaba muchísimo, él es delantero se olvidaba de marcar, pero como yo jugué futsal y ahí todos marcan, tenía una idea de poder acoplarme a ese puesto”.
Pero las historias curiosas relacionadas a su posición no sólo fueron en la Liga, sino, también vistiendo la Verde “En la Selección contra Uruguay por Eliminatorias cuando volvía de una lesión por un corte que tenía en mi rostro, el profesor Azkargorta me dice que iba a jugar por izquierda, pero no le convencía el lateral derecho, y me preguntó si me animaba, yo le dije al profe que nunca jugué por derecha, se lo que es el puesto pero nunca jugué ahí, y me dijo -lo vas a hacer bien, vos conoces esa posición- y jugué de lateral derecho y nos fue bien, se ganó y de buena manera”.
La historia de Marvin en la Selección se une con otro gran logro en su carrera: Su primer título nacional en filas de Universitario. Sin duda el 2008 es uno de los momentos más felices de su vida profesional, “la primera vez que uno sale campeón es algo inolvidable, es algo que te llega bien adentro, fue el 2008, además ese mismo año se daba el primer campeonato para la U en más de 50 años que tenía el equipo, Sucre, estaba increíblemente feliz, era una euforia diferente y fue un lindo recuerdo, ese mismo año el técnico era Erwin Sánchez, después de lograr el campeonato Platini me llamó para la selección absoluta, yo estaba muy contento porque conseguí el campeonato y debutar la selección”.
Pero su presente es otro de los mejores momentos en el tiempo, no sólo disfruta cada partido, sino, que los guarda para recordar más adelante porque sabe que son históricos “se consiguió un campeonato increíble con números bastante altos y ahora en el presente en la Copa Libertadores, algo que es muy difícil para los equipos bolivianos, pasar a la siguiente fase en el grupo que teníamos era muy complicado, porque hasta la última fecha no había ningún clasificado, y gracias a Dios pudimos avanzar a octavos de final”.
Marvin no duda de que su decisión de venir a La Paz, fue la mejor, “Venir al Tigre fue una decisión íntegramente mía, y no fue errada, se lograron grandes cosas, cuando estaba en otros equipos siempre veía de cómo se llevaban todo, cómo logran grandes cosas, y el dicho de grandes grupos logran grandes objetivos es cierto. Estoy muy cómodo, el Tigre es una familia que me abrió los brazos desde que puse un pie en el complejo”.
El niño que comenzó su carrera a los seis años y que a muy temprana edad dejó su casa para cumplir su sueño – y el de su padre- para convertirse en un futbolista profesional, aún tiene metas por cumplir, “Salir fuera del país y consolidarme, no salir y volver al año, la idea que tengo es salir y poder hacer todo lo que falte de mi carrera y volver para retirarme nada más. Me gusta mucho el fútbol argentino, por las características que tengo siempre he querido salir al fútbol argentino, si me dan a escoger de toda Sudamérica me voy a la Argentina por la forma de jugar, porque no dan por perdida una pelota es bastante, aguerrido ese fútbol y me identifico bastante”.
Es así que mientras llega el momento de hacer maletas y partir a otro país a continuar su carrera, el enmascarado, seguirá aprovechando al máximo las enseñanzas de los dos entrenadores que han dejado huella en su carrera, “César Farías y Ángel Guillermo Hoyos son los dos técnicos que me han hecho ver de distinta forma lo que es el fútbol, porque tienen una idea totalmente diferente a la que se maneja aquí en Bolivia, son los dos que han marcado bastante mi vida”.
El profesionalismo de Marvin Bejarano no sólo lo marca por la fuerza y superación a sus problemas físicos, por ejemplo, tuvo que dejar de lado uno de los momentos más especiales para el ser humano, no pudo estar en el nacimiento de su hijo, a quien le dedica cada uno de sus logros, incluso desde el día que supo que iba a ser padre “Cuando estaba aquí en La Paz me enteré que mi esposa estaba embarazada e hice un gol con una pirueta increíble, pude festejarlo y dedicarlo a mi hijo. Es algo único, uno no lo sabe hasta que lo tiene, ahora entiendo ese amor de padres. La noticia de su nacimiento fue algo también increíble, yo no estaba en el país, estaba en Colombia, fue el mismo día del partido contra Santa Fe, no pude estar ahí pero le regalé un partido, una clasificación”.