#11
August 15, 2017
Que somos un pueblo sin memoria, es una afirmación que solemos escuchar frecuentemente, ya sea cuando olvidamos sacar provecho de los errores pasados o dejamos en el olvido a quienes marcaron momentos especiales para los bolivianos.
En materia deportiva y especialmente futbolística nos ha pasado muchas veces, pero en pocas oportunidades podemos dar prueba fehaciente de ello.
Sucedió hace unos días con motivo de recordar los 24 años de uno de los momentos sobresalientes que tuvo la selección boliviana.
El 25 de julio de 1993 Bolivia le ganaba a Brasil en eliminatorias mundialista por 2 a 0 y empezaba a recorrer el inolvidable camino hacia el mundial de EE.UU 94. Fue una jornada tonificante para nuestro fútbol y está grabada por siempre en la memoria de quienes la vivimos, disfrutamos y festejamos como correspondía; y como el lógico suponer, pensábamos que era una herencia que recogerían varias generaciones que sin haber sido participes habrían escuchado comentarios de sus padres o abuelos y además porque están al alcance de todos, las imágenes de los grandes momentos y las grabaciones en casi todas las emisoras que dedican espacios destinados a relievar los acontecimientos deportivos.
Para sorpresa mía, y de muchos sin duda, pudimos comprobar que un gran porcentaje de los jóvenes de ahora no tienen la más remota idea de lo que pasó en esa fecha en el estadio Hernando Siles. No están enterados que ganó Bolivia quitándole el invicto a un grande de América, menos el adversario de turno y ni qué decir del nombre de algún jugador que participó de la hazaña.
Un conocido programa de TV, hizo un recorrido por las calles y ante la consulta encontró respuestas sorprendentes: No recuerdo, no estoy informado, no sabía, no me enteré y otras parecidas.
¿Nuestra juventud está tan marginada de la actividad deportiva, pese a tener como nunca antes la información a su alcance?
Sea cual sea la explicación y pese a que las declaraciones corresponden solo a jóvenes de la ciudad de Santa Cruz, debe ser un alerta para nuestros dirigentes deportivos, porque muchos veteranos se marginaron de la fiesta del fútbol y las nuevas generaciones parecen seguir ese camino, posiblemente por la desacertada conducción que sufre nuestro fútbol en las últimas décadas.
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