Norteamericano de nacimiento pero con el corazón boliviano, Alejandro Melean, el jugador más completo y polifuncional de Bolivia atraviesa uno de sus mejores momentos en su carrera profesional tras coronarse campeón con Wilstermann el primer semestre del año. Con toda su experiencia, trabaja día a día para conseguir muchos más objetivos con su club como también volver a tener una oportunidad en la Selección Boliviana.
Melean nació en Miami y desde muy pequeño ha estado ligado al fútbol, “desde los 3 años mi padre me entrenó en ligas recreacionales, toda mi carrera juvenil fue en un mismo club, desde mis 3 hasta 7 en una liga recreativa y desde mis 7 hasta mis 20 en una más competitiva, viajamos hasta internacionalmente con ese equipo de Miami” recuerda sus primeros pasos en el fútbol. Fue parte del club West Kendall Optimist Soccer donde casi la totalidad del equipo estaba formado por futbolistas latinos, “casi el cien por cien latino, yo era el único boliviano, salimos campeones nacionales en varios torneos”.
Cada vacación de invierno llegaba a Bolivia, “dos años antes de graduarme en la universidad había venido a entrenar con Blooming para mantenerme activo y cuando me gradué volví a Blooming para hacer una prueba, estaba todo bien, estaba entrenando seis meses, el técnico me quería, pero el contrato que me querían ofrecer no era nada bueno, así que busqué otras rutas en mi carrera, probé en Oriente Petrolero pero ya tenían equipo completo, así pude fichar por La Paz Fútbol Club por un año y ahí debuté profesionalmente”.
Su primer partido profesional fue dulce y algo amargo porque también vio su primera tarjeta roja, “mi debut profesional fue contra Wilstermann justamente, ingresé en el entretiempo, íbamos perdiendo 2-0 y logramos empatar y me sacaron roja por doble amarilla, así que me expulsaron en mi debut” recuerda Melean quien entre risas reconoce que no tiene una posición fija en la cancha y que una de sus principales características es su adaptabilidad a las necesidades de los técnicos y equipos del que ha sido parte.
“Toda mi carrera juvenil yo era enganche, con la 10 en la espalda, cuando tenía 15 años por necesidad de mi club tuve que jugar de central por un año, ahí fue donde empecé a conocer diferentes posiciones, cuando llegue a la universidad estaba jugando de volante por derecha, los últimos tres años de la U jugué de zaguero central, conseguí muchos logros personales como ser parte del equipo ideal de la competencia, jugador de la región (norte de USA), cuando llegue a profesional, estaba entre volante y defensa, ya los técnicos vieron que yo puedo en las dos posiciones y cada técnico me ha utilizado de forma diferente y yo he estado dispuesto a ayudar al equipo, a cumplir un rol, aunque no sea uno en el que me destaque. Ahora estoy jugando de lateral derecho, la posición que menos pensé jugar en mi vida, pero en esa posición salí campeón, así que es chistoso como es la vida, con las cosas menos esperadas consigues los objetivos más importantes. Si me preguntan en qué posición juego, no sé qué decir, he jugado de todo menos de delantero 9 y de arquero”.
Desde que debutó tiene importante cuenta goleadora, 36 goles que siguen subiendo a pesar de que cada vez su vocación es más defensiva en la cancha, el gol que más recuerda fue vistiendo la camiseta de Oriente Petrolero, “fue en el clásico cruceño”, íbamos empatando 1-1 y en el minuto 90 Marvin Bejarano me dio un pase de un saque lateral y yo la controlé y disparé al segundo palo, pega en el palo y entra, ganamos el clásico 2-1”.
Hace un año llegó a Cochabamba para quedarse, no solo se ha ganado un puesto de titular sino que es querido y respetado por el hincha del rojo aviador, “Wilstermann para mí es un equipo que me abrió las puertas y cuando llegué encontré un grupo espectacular, es uno de los mejores ambientes de grupo que he tenido y creo que eso también se refleja dentro de la cancha, tenemos química como equipo, en un año acá he conseguido todo lo que no he podido conseguir en toda mi carrera”.
Este 2018 estará marcado en su vida por todo lo que vivió, Copa Libertadores, Copa Sudamericana y alzar el trofeo siendo campeón de la División Profesional del Fútbol en Boliviana, así resumió lo que le dejó el primer semestre del año, “fue un torneo casi impecable, empezamos con una derrota muy mala y de ahí hicimos ciertos ajustes, luego estábamos invictos, fue casi perfecto, nos consideraban el mejor equipo de Bolivia pero sabíamos que teníamos que asegurar los partidos, sufrimos hasta el último partido con penales, fue algo que me dejó llorando de la emoción, era mi primer título, lo viví de una manera espectacular con mi familia”.
Justamente la gran final del fútbol nacional se vivió en Sucre, tuvieron que disputar un partido de desempate – la ida la ganó The Strongest en La Paz, la revancha Wilster se hizo fuerte en Sacaba – y la gran final fue igual de equilibrada, definieron en una larga tanda de penales, “fue muy sufrido, más bien creo que era el octavo en patear en el equipo y en el séptimo lo ganó Oscar Vaca, los nervios, todo el trabajo, todo el esfuerzo, uno no sabía si por la lotería de los penales uno iba a conseguir lo que merece, pero se dio y ahora estamos felices porque ya hemos conseguido la fase de grupos de Libertadores” cuenta Melean el agónico momento vivido en el estadio Patria pero con final feliz para los rojos del Valle.
Tiene metas pendientes en su carrera y trabaja para cumplirlas, una de ellas muy especial, volver a la Selección. Defender los colores de Bolivia fue otro de los momentos marcados en su carrera porque aun habiendo nacido en Estados Unidos, su corazón late como boliviano, “La Selección fue algo que me llegó antes de lo esperado, estaba menos de un año en Oriente, se jugaban las eliminatorias, fue un sueño hecho realidad, soy tan boliviano como gringo, porque viviendo en Estados Unidos, como niño mis ídolos siempre fueron Etcheverry y Jaime Moreno. Cuando ellos jugaban en el DC United yo iba a los partidos contra Miami para apoyarlos, veía los partidos de Bolivia, seguí mucho a la selección del 94. Cada partido lo disfrute, jugando contra ídolos y leyendas, son muchos recuerdos que uno puede contarle a sus hijos y nietos más adelante, uno se llena de orgullo al verter la Verde”.
Su historia vistiendo la Verde de todos es aún más dulce y emocionante cuando es convocado para la Copa América Centenario disputada en Estados Unidos, “entré en el segundo tiempo el primer partido y lo hice bien, el partido con Chile lo jugamos en Boston que era a media hora de donde estudie, ahí fue una gran cantidad de amigos, familia y aunque perdimos 2-1 con un penal inexistente, ha sido mi mejor partido, ante gente que yo quiero mucho. En esa misma Copa América también pude enfrentar a Messi, ya había jugado tres partidos contra Argentina pero Messi nunca había jugado, pero tenía muchas ganas de enfrentarme al mejor jugador del mundo”.
Alejandro es firme cuando habla de su futuro, así como tiene en claro que su profesión de psicólogo la ejercerá más adelante aplicada al deporte y a los niños, también se cuida y prepara para estar en condiciones para cualquier reto que se le presente, “aunque tenga 31 años, que algunas personas consideran viejo para un futbolista, yo quiero poder jugar hasta los 40, para eso tengo que cuidarme, tengo que seguir consiguiendo los objetivos con mi club, quiero demostrar que tengo muchos años para aportar, para la selección también, 31 es una edad joven en esta época, ojalá se den cuenta que uno tiene mucho más para aportar”.