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September 20, 2019

Trabajo, tiempo y coherencia para poder soñar

Autor: Abraham Afcha  

Periodista Deporte Total 

La selección boliviana arrancó un nuevo ciclo con César Farías al mando, quien vuelve a tomar el timón de La Verde tras ese corto paso que tuvo en el 2018, cuando asumió como técnico interino.

Con el inicio de un nuevo proyecto (otra vez), las metas y obligaciones vuelven a aparecer con una sola intención: volver a transitar la senda de la gloria. Algo que se busca de forma desesperada y que el entorno del fútbol boliviano exige de forma inmediata, como un peregrino en medio del desierto que busca agua. Si, así de urgente.

No obstante, para volver a transitar ese camino es necesario entender que el trabajo, la coherencia y el tiempo, son tres elementos que deberán aparecer si o si, todos enmarcados dentro de un plan a seguir que cuente con la verificación de todas las partes. Porque, ¡SORPRESA!, debe haber un plan.

Trabajo, porque es lo que más necesita la selección nacional para intentar equilibrar las diferencias con respecto al resto de las selecciones. Un trabajo serio, organizado y con disposición de todos los involucrados para intentar conseguir resultados positivos. Un trabajo que se refleje en la cancha, pero también fuera de ella, porque los resultados del fútbol empiezan a conseguirse mucho antes de entrar a la cancha.

Tiempo, porque nada en la vida se consigue de la noche a la mañana y mucho menos en el fútbol. Sobre todo cuando hablamos de un seleccionado en el que la improvisación y el querer conseguir resultados inmediatos, ha derivado una y otra vez en errores al momento de tomar decisiones, cortando ciclos constantemente e interrumpiendo reiteradamente la maduración natural que se debe tener en una selección nacional.

Y finalmente, coherencia. Un ingrediente necesario en esta situación. Coherencia con el trabajo que se debe realizar y con el tiempo que llevará. Coherencia en base al plan de trabajo que se va a hacer, para entender bajo qué criterios se va a evaluar todo lo que se vaya trabajando y ver si se va o no por buen camino, analizando el panorama general y no solo un pedazo.

Vendrán los partidos, llegarán las victorias y también las derrotas; ambos resultados se deberán analizar mirando todo el espectro, de una forma racional y no emocional para evitar tirar cohetes de celebración o deprimirse, a la primera.

Todos queremos que a la selección le vaya bien, eso es obvio. ¿Quién no quiere ver a la selección boliviana en un mundial? Sin embargo, el sólo desearlo no será suficiente; todo lo contrario a un trabajo serio y organizado, con todas las partes involucradas, es seguir atentando contra las ilusiones de todos los que quieren que La Verde vuelva a recorrer ese ansiado camino de la gloria.

Soñar es bonito, pero forzar con voluntad y planificación a que el sueño se haga realidad de verdad, es mucho mejor.