El Club Bolívar ha tomado la decisión de iniciar la temporada 2021 haciendo una renovación de su plantel, esta fuerte determinación ha implicado que los más jóvenes sean la base de su proyecto, estos cambios han llevado a que Erwin Saavedra a sus 25 años sea el nuevo capitán de la academia paceña.
Esta es la octava temporada de Erwin en Bolívar, el joven orureño llegó a la ciudad de La Paz el 10 de enero de 2013, con muchos sueños y por sobre todo con un plan determinado de metas que cumplir. Siempre supo que quería jugar en Bolívar, de hecho cuando hizo la prueba para ser parte del plantel profesional de San José de Oruro, pasó la prueba del entrenador Ferrufino en aquel entonces pero no se quedó porque como él dijo: “ya iba a terminar el colegio y mi sueño siempre fue venirme a La Paz y jugar en Bolívar, yo sabía lo que quería. Por eso me vine de la mano de mi papá y Walter”.
Su debut profesional la tuvo a sus 18 años bajo órdenes del entrenador Xabier Azkargorta, para el 2016 cuando nació la Revista Cábala y lo elegimos para ser nuestra primera portada Saavedra ya llevaba encima dos títulos nacionales con Bolívar, la semifinal de la Libertadores del 2014 y sus primeros cinco partidos con la Selección Boliviana.
Cinco años después, Erwin tiene en su vitrina cinco títulos con Bolívar, más de 200 partidos con la celeste de los cuales 26 han sido en Libertadores y otros 11 en Sudamericana. Pocos jugadores han logrado mantener su regularidad, la humildad y determinación con la que fue educado han sido los pilares para que su carrera continúe en ascenso.
Una de la anécdotas que más lo marcaron y que la contó en su primera entrevista con Cábala fue la vez que falló un penal y tuvo que asumir las consecuencias, “Mi papá es muy exigente, tiene carácter de un entrenador loco, fallé un penal y me había reñido mucho. Ahí tuve que buscar trabajo en Oruro en 2010, porque mi papá me botó de casa por haber fallado el penal, me tuve que ir a vivir con mi tío. En su momento pensé que fue muy malo, pero creo que he aprendido mucho esa vez, fue una experiencia inolvidable”.
La vida de Erwin ha cambiado mucho en estos últimos cinco años, ya no vive en Tembladerani junto con sus amigos en el internado que tenía el club Bolívar, ahora ha formado una familia y disfruta de su primer hijo, “es algo hermoso que me ha tocado vivir, el nacimiento de mi hijo es la bendición más grande que me dio Dios, muy contento de que el me acompañe y me motive de ser su ejemplo a seguir” cuenta con emoción al lado de su esposa e hijo.
Al igual que ser padre, el ahora llevar el cintillo de capitán de Bolívar es algo que busca hacerlo con madurez y dando lo mejor de sí, “es una gran oportunidad, un gran reto personal y voy a saberlo afrontar, me siento con la madurez para hacerlo. Es un privilegio y también una responsabilidad ser el líder de un equipo grande, creo que lo estoy sabiendo sobrellevar, aprendí bastante de los capitanes de años anteriores, para mi es algo emocionante, aprovechar esta oportunidad y sobre todo disfrutarla”.
Desde su llegada a aprendido de grandes jugadores y referentes del club paceño, “primero estaba William luego Walter, el último tiempo Conejo Arce, grandes líderes en el club y ellos me han ayudado a crecer y madurar tanto futbolísticamente como en mi vida personal, siempre voy a estar agradecido con ellos, tengo muy buen concepto de cada uno y gracias a ellos soy lo que soy ahora”.
Su buen rendimiento también lo han llevado a ser un convocado habitual en la Selección Boliviana donde está a dos partidos de alcanzar sus primeros 30 encuentros con la Verde y en los que ha podido marcar dos goles frente a Haití, para Erwin la Selección va por buen camino rumbo a sus objetivos, “En los últimos dos años la selección ha incorporado mucha juventud y donde hay muy buenos talentos eso hay que aprovecharlo junto con el cuerpo técnico que nos empuja y motiva a salir adelante en cada partido, todo proyecto tiene su tiempo y creo que estamos yendo por buen camino. Creo que las cosas en la Selección pueden cambiar en unos años y este es el momento de poder soñar con lo que todos queremos que es poder llegar al Mundial, las Eliminatorias hay que hacernos respetar en casa y creo que se van a dar, con la predisposición y el trabajo de todos que queremos ver a la Selección en lo más alto”.Es así como aquel joven orureño que dejó su casa con el objetivo firme de jugar en Bolívar avanza a paso firme en busca de llegar a lo más alto. Pasó de vivir con nuevos amigos en Tembladerani a ser cabeza de una familia que vive la experiencia de ser padres primerizos. Por ahora su gol favorito sigue siendo el que marcó a Boca Juniors por la Libertadores, pero con la fe de que llegarán mejores y más importantes.