Ídolo en River y en Uruguay, ganó tres títulos a nivel continental con su Selección. Con los Millonarios se coronó cinco veces campeón, obtuvo una Copa Libertadores y una Supercopa Sudamericana. Una figura introvertida, de pocas palabras fuera del campo, reflexivo y sencillo, pero al cruzar la línea por el medio campo era un monstruo; rompía cinturas, pegaba arrancones letales y cambios de ritmo enloquecedores.
A. Alonso.
Luego de ganar el Campeonato Sudamericano Juvenil de 1981, los dirigentes riverplatenses, buscando un reemplazante del jugador Norberto Alonso, lo contrataron, luego de muchas idas y venidas..
B. Bandido.
Oscar Ruggeri y Enzo Francescoli jugaron juntos en River y fueron campeones. El Cabezón definió al Príncipe con la siguiente frase “Enzo era tranquilo, pero muy bandido”.
C. Calle.
Como tantos otros futbolistas, Francescoli creció jugando en la calle. Para él es la cancha perfecta. “Para mí, jugar bien es lo mismo que tenía que hacer cuando empecé a jugar en la calle. Luego incorporas cosas. Puedes aprender a colocarte, a perfilarte para golpear la pelota… Pero el pase, la gambeta, o el control, no son cosas que yo aprendí en un club”.
D. Decepción.
Considerado como una de las figuras a seguir en el Mundial del ’86, Enzo decepcionó a muchos. No haber lucido en la Copa del Mundo fue un golpe duro, sin embargo, no fue su culpa. Al director técnico de Uruguay, Omar Borrás, se le ocurrió utilizarlo como mediocampista cuando el propio Francescoli le pidió que lo ubicara como punta.
E. Enzo.
En 1989 pasó al Olympique de Marsella, equipo con el que ganó el título de campeón francés, uno de sus admiradores mientras era jugador del Olympique era Zinedine Zidane, quien luego llamaría Enzo a uno de sus hijos.
F. Francesa.
Después del Mundial del 86 se incorporó al Racing Matra de París, donde jugó tres años, consiguiendo en 1988 el premio al mejor jugador extranjero en la Liga Francesa. Un año antes de recibir tal distinción se consagró con el seleccionado uruguayo campeón de la Copa América de 1987.
G. Golf.
Es una persona tímida, que habla poco y es muy observadora, algo que él considera una virtud, y quienes lo conocen lo consideran un fenómeno dentro y fuera de campo. Disfruta de fumar y jugar golf desde los 16 años.
H. Halagos.
Los halagos no le importaban, pues él se concebía como una persona que se dedica a disfrutar de jugar fútbol. Reporteros se aburrían de saber que debían entrevistarlo porque lo único que le sacaban eran declaraciones sobre la pelota.
I. Ídolo.
El Príncipe ganó la Copa Libertadores de América y el Torneo Apertura en 1996. Un año después integró el conjunto ganador de los campeonatos Clausura y Apertura, mientras que en 1997 ganó los torneos Clausura, Apertura y la Supercopa, así se convertiría en ídolo definitivo de River Plate.
J. Juego.
En su percepción, el gol no es lo más importante en el juego de la pelota. Cree que lo que ha hecho grandes a Pelé, Maradona, Cruyff, Zidane, entre otros, radica en la visión de gozar en la creación, en la construcción.
K. Kilometraje.
Tuvo bastante kilometraje en el balón pie. Ídolo en River y en Uruguay, ganó tres títulos a nivel continental con su Selección. Con los Millonarios se coronó cinco veces campeón, obtuvo una Copa Libertadores y una Supercopa Sudamericana. También militó en la Liga francesa para el Racing Club de París y el Olympique de Marsella. Emigró a Italia con el Cagliari y el Torino, y terminó su trayectoria profesional en River en el 97.
L. Luego.
El primero de agosto de 1999, luego de perder en 1996 con River la final de la Copa Intercontinental contra la Juventus de Italia y no poder clasificar con Uruguay en 1997 para el Mundial de Francia del 98, Enzo Francescoli se retiró del fútbol activo en un partido despedida organizado en el estadio Monumental de River.
M. Maradona.
Admirador fiel de Maradona, Francescoli fue de los primeros en salir a apoyar al argentino cuando la prensa deportiva lo crucificó por su vida personal. Lo hizo a su modo, a su estilo. Sin hablar ante los medios, Enzo buscó al Pelusa previo al arranque de un Boca-River y lo abrazó.
N. Niño.
Cuando era un niño de 14 años Francescoli se fue a probar a Peñarol, pero entonces le dijeron: ”Sos muy flaquito, pibe, te falta mucha sopa, volvé cuando engordes que a lo mejor…”. Años más tarde ”El Príncipe” se convirtió en uno de los grandes ídolos en la historia de River Plate argentino.
O. Oro.
Francescoli explotó y bajo las órdenes del técnico Héctor Veira, se coronó campeón y máximo goleador del Campeonato Argentino en dos oportunidades. En reconocimiento a su buena labor, ganó el Balón de Oro al mejor jugador del certamen argentino
P. Periodismo.
Llamado también el caballero de fina estampa, el uruguayo logró lo que muchas estrellas no han podido conseguir: hacerse respetar por el periodismo deportivo. Jamás criticó a un compañero, jamás juzgó a un árbitro, nunca habló mal de un entrenador y no dio pauta para que se metieran en su vida privada.
Q. Querido.
Un guapo del área que sin ser arrebatado supo convertirse en conductor y goleador de equipos. Querido por la afición y respetado por sus pares, Francescoli fue el máximo goleador extranjero en la historia de River Plate y el tercer máximo goleador extranjero en la historia del fútbol argentino.
R. Retirado.
Haberse retirado es algo que le ha costado mucho. Le resulta difícil desprenderse de la sensación que provoca un esférico. Cada vez que acude a un estadio como espectador y ve un balón que va hacia las tribunas tiende a levantarse de su asiento para intentar bajarlo con el pecho.
S. Sueño.
Si algo lamenta de su trayectoria es no haber vestido la camiseta de Peñarol, equipo del que se declara hincha. Fue el sueño que siempre tuvo desde niño y no se le cumplió.
T. Total.
Con la selección uruguaya jugó 73 partidos y marcó 17 goles, convirtiendo en total en los distintos equipos que jugó 198 tantos, obteniendo ocho títulos con River Plate, uno con el Olympique de Marsella y cuatro con la selección de Uruguay.
U. UEFA.
Después del Mundial de 1990, a los 28 años de edad, cumplió uno de sus mayores deseos, jugar en la Liga Italiana, vistiendo el uniforme del Cagliari, que bajo su liderazgo no sólo se salvó del descenso, sino que en la temporada siguiente clasificó para la Copa de la UEFA.
V. Vencer.
En 1993 participa con el representativo charrúa de la Copa América de Uruguay del 95, consiguiendo el título de campeón al vencer a Brasil en la final. Esta sería su tercera Copa América con el uniforme nacional.
W. Wanders.
Cuando se inició en Montevideo Wanderers no existían las concentraciones, así que iba a comer a casa previo a los partidos. Descendiente de familia italiana comía pastas, canelones y ravioles, alimento que le pesaba a la hora de jugar.
X. Xeneizes.
Tras el abrazo a Maradona en un clásico, tanto hinchas xeneizes como del Millo respetaron el gesto. Un Príncipe había dado la cara al mundo en defensa de su ídolo, en defensa del ídolo argentino.
Y. Yern.
A fines de 2016, el manager de River se distanció de Mariela Yern, la madre de sus hijos Marco y Bruno. Se conocieron en plena adolescencia y se casaron en 1984, cuando apenas tenía 23 años.
Z. Zidane.
Su ídolo, su ejemplo a seguir. Para Zidane, Enzo lo es todo. Además de admirar sus cualidades futbolísticas (ritmo, elegancia, pase, regate, visión y disparo), Zizou valora al uruguayo por su forma de ser, pues concibe que un futbolista debe hablar en la cancha y no fuera de ella