Roberto Baggio está considerado como uno de los mejores futbolistas italianos de la historia, incluso fue el ganador del Balón de Oro en 1993.Integrante de la selecta lista de futbolistas rebeldes en la historia de este deporte, se robó el corazón de la afición tanto por su estilo de juego como por su carácter en la cancha.
A. Apartado.
Roberto Baggio dejó el fútbol el 2004, ahora se encuentra casi apartado del fútbol, es difícil leerle una entrevista o escucharle, ha venido rechazando de manera sistemática ofertas para ser comentarista o analista en televisión, igual que hacen ahora muchos de sus antiguos compañeros.
B. Budismo.
Capello es católico a ultranza, amante de la disciplina y estricto para dar órdenes. Por el otro, Baggio practica el budismo, detesta la rigidez de los técnicos y no le gusta recibir órdenes. Las diferencias entre los dos tuvieron su momento cumbre cuando Capello dejó al Milan en la temporada 1995-1996 para irse al Real Madrid.
C. Copa.
La sombra del penalti fallado en la final de la Copa del Mundo de Estados Unidos es algo que lo perseguirá hasta el final de sus días. Nada podrá borrar tal episodio.
D. Diferente.
Roberto se convirtió en ídolo de los aficionados del conjunto de Florencia. Era el menos italiano de los futbolistas que jugaban en el Calcio. Nunca tuvo el músculo como estandarte, prefería el arte sobre la fuerza. Baggio fue un futbolista atípico, su aspecto le hacía diferente al resto y su talento le apartaba de lo mundano, poseía una fantástica serenidad que lo convertía en clarividente y así se adueñaba del espacio.
E. Entrenador.
Enemigo del Catenaccio y defensor de procurar el talento por encima de sistemas y estrategias, detractor de las filosofías que apuestan por romper en lugar de crear, el ex atacante italiano considera que un buen entrenador es el que deja jugar y no el que obliga a jugar.
F. Fallo.
Su fallo en el penalty en la final de la Copa del Mundo de 1994 contra Brasil. Antes de ese tiro, no había fallado ninguno de los siete penaltis lanzados para su selección. Durante toda su carrera en primera división hasta 2001.
G. Genio.
Otra de sus especialidades que lo hacían un genio en la cancha eran los disparos a puerta desde media o larga distancia. Era uno de los mejores y más inteligentes lanzadores de faltas de su tiempo, probablemente sólo superado por su ídolo Maradona.
H. Hobby.
A Roberto Baggio siempre le gustó cazar. Cargar una escopeta y salir al campo a hacerse con alguna pieza. Un hobby que conserva desde su infancia. Cuando saltó al estrellato, los periodistas se sintieron intrigados por la aparente discrepancia entre esa afición que algunos consideran sangrienta y el pacífico ideario budista del jugador.
I. Ídolo.
Uno de los fieles enamorados del fútbol que practicó Roberto Baggio es Raúl González, el Ángel de Madrid. A la par de lamentarse de que un jugador como el italiano jamás llegará al conjunto merengue, el español solía coleccionar objetos sobre su ídolo: pósters, tarjetas, fotografías. Incluso compraba las playeras que utilizaba Baggio y que no llegó a tener durante el intercambio de camisetas.
J. Jugador.
El que para muchos ha sido y es el mejor jugador italiano de la historia, dejó la práctica profesional después de una carrera en la que tuvo que lidiar con los problemas físicos y con un contexto donde su talento no era del todo priorizado. Pero a pesar de ello, brilló con fulgor, ganó un Balón de Oro y, sobre todo, ilusionó. Incluso aun cometiendo uno de los errores más recordados del fútbol italiano.
L. Ligas.
A los nueve años empezó a jugar en las ligas infantiles de la región, en el equipo del pueblo, y se convirtió en una atracción para el escaso público local, hasta que a los 15 años lo fichó el Vicenza, donde debutó como profesional.
M. Momentos.
Roberto Baggio es un tipo tranquilo, de mirada serena y hablar pausado. No obstante, su carrera fue irregular por no decir tormentosa: abrumadoramente brillante en algunos momentos, desconcertante en otros, a menudo plagada por lesiones y mediatizada por la incomprensión de algunos entrenadores.
N. Niños.
Si algo le puede al italiano son los niños. No soporta que un infante muera como consecuencia del hambre, las guerras o la estupidez humana. Repudia todo aquello que atente contra la infancia. Durante una visita a Perú, un pequeño aficionado se puso tan contento de verlo que corrió a besarlo. Baggio se puso a llorar.
O. Opiniones.
Ferviente creyente de que el balompié es para gozarlo y no sufrirlo, Baggio fue aplaudido por muchos y criticado por otros tantos ante sus opiniones sobre el juego. Siempre hizo públicas sus aversiones a los directores técnicos obsesionados por la táctica, el esfuerzo físico y la orientación defensiva.
P. Papá.
Cada vez que salía de la escuela iba a jugar fútbol donde hubiera partidos. Sus amigos o compañeros de juego le avisaban cuando su papá andaba cerca y él corría a esconderse entre arbustos o se subía a los árboles para que no lo encontrara.
Q. Quizá.
Quizá no era exactamente un jugador completo, en el sentido de que no realizaba muchas tareas de equipo. Pero en aquellos aspectos técnicos que dominaba llegaba al máximo nivel de excelencia. Lo hacía todo con esa aparente y muy engañosa facilidad propia de genios.
R. Relación.
En la temporada 1996-1997, Milan intentó revivir las viejas glorias con Arrigo Sacchi como entrenador. Los tiempos habían cambiado y no surtió efecto. Uno de los problemas que vivió el equipo tuvo que ver con la relación entre Sacchi y Baggio, quienes no podían verse ni en pintura; el director técnico le guardaba coraje al jugador por el penalti fallado en Estados Unidos ’94.
S. Secreto.
Su traspaso de Fiorentina a Juventus fue de los más sonados en su momento. Además de ser uno de los más costosos en la Serie A tuvo como detalle el hecho de que se efectuó en secreto, solamente los directivos de ambas instituciones se enteraron.
T. Trasfondo.
Sexto de ocho hermanos, Roberto nació y creció en la pequeña población rural de Caldogno, un asentamiento feudal del Véneto, pueblo de solera rodeado de campos, pero que también posee una faceta sofisticada y un trasfondo histórico-cultural considerable.
U. UEFA.
Ayudó a llevar a la Fiorentina hasta la final de la Copa de la UEFA, donde perdieron frente a una muy superior Juventus equipo que por cierto, ya había comprado a Baggio en secreto.
V. Vecchia.
En su primera temporada con la Vecchia se negó a cobrar un penalti cuando enfrentó a Fiorentina. “En el fondo de mi corazón, siempre seré púrpura”, dijo para explicar su decisión.
W. Whisky.
Fue protagonista de una propaganda del famoso Whisky Johnnie Walker donde, la historia de Roberto Baggio, un italiano que falló un tiro de penal en el mundial de EUA 1994, con lo que permitió que Brasil se llevara el campeonato. Cuatro años después se animó a patear nuevamente un penal y nunca sabrá cuántas personas de las que estaban viendo el partido creían que podría hacerlo, pero lo importante es que él sí creyó en sí mismo, la leyenda dice “La caminata de Roberto Baggio”.
X. Xeneize.
Valentina Baggio, en una entrevista brindó precisiones sobre el cariño por una de las escuadras más importantes y populares del fútbol argentino y sudamericano. “Mi papá no hincha por ningún equipo más allá de Boca. Nosotros crecimos a pan, fútbol y Boca. Con las canciones de Boca en el auto a todo volumen a las 7 de la mañana, cuando nos llevaba al colegio”, y así como muchos “il Divino” es Xeneize.
Y. Yendo.
La hora y media de Roberto Baggio: El divino se ve como el futbolista va yendo por la vida enfrentando la vida de un icono. Narra su entereza y fortaleza para vivir con una lesión que jamás lo dejó en paz, con el fantasma del penal errado durante la final contra Brasil en la Copa del Mundo de 1994 y el no poder ir a Corea Japón 2002 por decisión de Giovanni Trapattoni.
Z. Zaga.
Una de sus grandes especialidades era el regate, que no era ni en corto ni en largo sino todo lo contrario. Su velocidad, sus cambios de ritmo y de dirección, lo hacían letal en contragolpes e incluso en situaciones donde la zaga rival estaba bien colocada, pero él, en un estilo de galopada a medio camino entre el barroco virtuosismo de Maradona y la finta quirúrgica de Johann Cruyff.