El fútbol es una pasión que se hereda de generación en generación en casi la totalidad de las familias en el mundo, uno de los fenómenos más frecuentes que se da en este deporte es que padres o abuelos justamente hereden su talento y su dinastía dentro de la cancha se mantenga a través de las generaciones. Pero una situación poco inusual a la que una minoría tiene el privilegio de vivir, es el de compartir cancha entre hermanos.
En Bolivia tenemos una pareja de hermanos que además de llevar la misma sangre son idénticos ya que son gemelos y que tienen el honor de no solo compartir su pasión por el fútbol sino que vivirla día a día y juntos en el mismo equipo, se trata de los hermanos Jesús y José Sagredo.
Jesús es el mayor por cinco minutos, ambos miden 1.81 centímetros y nacieron el 10 de marzo de 1994, desde pequeños fueron futboleros, sus padres siempre los incentivaron al deporte, los llevaban al estadio a ver distintos partidos y fue como nació su sueño de ser futbolistas profesionales.
Su inicio no fue fácil, pelearon bastante para lograr tener espacio y cumplir su sueño de ser profesionales, “Tener una oportunidad en ese momento eran un poco más difícil que ahora, así como llegar a consolidarse como un jugador profesional en los clubes ya que había muy poco espacio para la gente joven y no se le daba tanta confianza como es hoy, gracias a Dios tuvimos la consistencia de seguir entrenando a pesar de la falta de oportunidades que nos llegó un poco más maduros a los 24 años” recuerda Jesús.
Ellos tenían las metas fijas y claras para poder ser profesionales, sin embargo la vida y el fútbol les hicieron el camino difícil, “cuando decidimos que íbamos a ser futbolistas profesionales nos propusimos que a los 21 años ya teníamos que estar en un equipo grande consolidados, pasaban los años y no lo conseguíaimos, estar en casa y hablar de cómo nos iba fue lo más duro, pero fue fundamental el apoyo que nos dimos entre nosotros, sabíamos que teníamos que hacer para mejorar, yo miraba en él lo que le faltaba y él en mí, eso nos ayudó bastante como familia y a crecer como personas” continúa relatando Jesús.
Justamente esa falta de oportunidad y de continuidad hizo que tuvieran que buscar opciones fuera de su natal Santa Cruz, “siempre es difícil salir de casa a buscar el sueño, me tocó el 2015 salir de Santa Cruz a Tarija porque no tenía continuidad en Blooming, me prestaron a un equipo de la asociación de Tarija un año y ahí agarré la madurez necesaria para pelear un puesto en Blooming, fue difícil salir de casa no sabía si era mi última oportunidad para llegar a ser un jugador profesional, gracias a Dios pude volver y consolidarme en el equipo titular y poder aportar todo lo que había aprendido, esa fue una de las decisiones más importantes de mi carrera” explica José.
De esos momentos difíciles aprendieron mucho, pero el fútbol también les dio la oportunidad de cumplir otro sueño, llegar a la Selección Boliviana. José lleva una cuenta algo más amplia que su hermano respecto a partidos defendidos para nuestra Selección, él mismo recuerda su debut de la siguiente manera: “yo creí que tenía opción a alternar frente a Colombia (en 2017), un partido difícil, es algo que te marca porque son jugadores a los que siempre quisiste enfrentar, porque siempre los miras por televisión, ese partido me di cuenta donde estaba parado, lo que quería lograr y lo que podía dar , es la ventana más grande que todo futbolista pueda tener, desde la primera convocatoria trato de dar lo mejor hasta Dios sabe cuándo”.
Mientras que para Jesús el momento de jugar por primera vez para la Verde fue una alegría doble, “para mí fue lo mejor que me pudo haber pasado, en lo personal fue una experiencia inolvidable eran dos sueños cumplidos poder jugar en la Selección y ver a tu hermano en la cancha peleando por lo mismo, es algo que nunca se nos va a olvidar”.
Ellos son conscientes de lo importante que es para el futbolista boliviano mostrarse internacionalmente, habiendo pasado por esa falta de oportunidad para el talento nacional, ambos han disputado Copa Libertadores actualmente con The Strongest ante grandes equipos del continente, pero sus primeros pasos en el contexto internacional fue con la academia cruceña, “La primera vez que jugué un torneo internacional fue con Blooming la Copa Sudamericana, algo muy diferente a lo que estaba acostumbrado a la Liga nacional, era otro ritmo, las Eliminatorias son un mundo aparte, entrenar día a día para eso, vivir para eso, los jugadores nos enfocamos para eso vivir el ambiente, el estadio y uno se da cuenta que uno tiene que seguir esforzándose para competir a ese nivel” explica Jesús aquella experiencia que los marcó para toda su carrera.
En todo este camino que han venido recorriendo lado a lado como hermanos hay distintas personas además de su familia que han marcado su carrera, “el profesor Clausen fue que nos dio la oportunidad de estar en primera, eso marcó mi vida a nivel profesional, conocer un vestuario fue de lo más importante y ahí empecé a entrenar con mucha más motivación, también el profesor Platini Sanchez que me dio la confianza de jugar, de ganarme el puesto, ser titular en partidos consecutivos” añadió Jesús.
Conscientes de lo difícil que es abrirse espacio por sobre todo fuera de Bolivia mantienen sus metas claras, “Al futbolista boliviano lo menosprecian a nivel internacional, no está bien valorado, no tienen buena imagen y por eso es difícil salir de Bolivia, lo más importante es que en las Copas internacionales que toca jugar igual que en la Selección la mentalidad tiene que cambiar, siempre es importante tener el foco en lo que uno quiere, la mentalidad para sobrepasar lo que se dice, porque aquí hay bastante calidad porque los bolivianos si podemos, nosotros esperamos poder seguir manteniendo la línea, es importante mantenerse no dejarse caer, estamos en una edad bastante madura para un futbolista para ver el futuro y esperamos poder siguiendo conocer torneos internacionales para poder mostrarnos internacionalmente” explicó José.
Además de jugar fuera del país tienen otra situación pendientes como hermanos, y José entre sonrisas lo dio a conocer: “No nos hemos enfrentado hasta el momento, cuando el ya vino al Tigre y yo todavía estaba en Blooming no tuvimos la oportunidad, pasaba que alguno estaba suspendido o no nos convocaban al partido, eso también nos queda pendiente, es algo que me gustaría hacer sacarme una foto en campo con camisetas distintas es algo que siempre te marca”.
Mientras que en las anécdotas que ya han pasado donde es muy común que los confundan Jesús relató lo siguiente: “Cuando jugábamos en las inferiores yo estaba suspendido y se necesitaba un marcador central en el equipo y tuve que jugar con el carnet de mi hermano porque él estaba lesionado. Es muy difícil que lleguen a darse cuenta o logren reconocernos, en ese entonces además no nos conocían. Ahora todavía nos confunden bastante pero es algo muy difícil que vuelva a pasar”.
Sin duda compartir una misma pasión, profesión y carrera al lado de un hermano es una experiencia que muy pocos tienen, ellos al ser tan cercanos por el mismo hecho de ser gemelos hace que en la cancha solo bastan las miradas para saber cómo continuar incluso una jugada, “por más que no le diga nada por intuición ya sabe, yo lo miro y tengo en la cabeza lo que está pensando y lo que va a hacer, nos tocó jugar recién un partido en Santa Cruz y a él le tocó jugar de central por izquierda y yo carrilero y yo sabía que movimiento iba a hacer y él sabía dónde me iba a mover no necesariamente con gestos ni nada solamente tengo que mirarlo, es algo intuitivo que no sabemos explicar, siempre nos ha pasado” expresa Jesús. Sin duda dos carreras que seguirán unidas por el fútbol.