Un dicho muy conocido dice que en la vida uno puede cambiar de ideología política, de pareja, de religión pero no de equipo de fútbol. Una frase que busca reflejar lo fuerte y profunda que es la pasión que una persona llega a tener por el fútbol y por un club determinado.
Muchas veces esta pasión hace que algunas personas dediquen de manera desinteresada, llenas de altruismo su vida a proyectos relacionados con el fútbol o el club de sus amores. Es el caso de Pablo Sandoval, paceño de nacimiento que llevaba el escudo de The Strongest en el corazón, futbolero apasionado y dedicado que hizo realidad uno de sus sueños junto a sus hermanos y sobrinos, fundar una filial de su querido Tigre en Atlanta, Estados Unidos.
Su pasión y amor por el gualdinegro buscó la forma de dar una oportunidad a los jóvenes residentes de Atlanta creando esta filial que actualmente es parte de la Pro Development League UPSL Soccer y que como ellos mismos expresaron “la familia atigrada hará todo lo posible por continuar su legado y honrar los valores que compartió. Los logros de este club estarán siempre en su nombre, (…) lo haremos sentir orgulloso, eso es una promesa”.
No queda dudas de que esa pasión que él llevaba la transmitía a todos, su hijo fue a la principal persona a la que inculcó los valores del deporte, siempre con su ejemplo, valores como la perseverancia, lealtad, constancia, sus acciones siempre demostraban que amaba y respetaba el fútbol además de cuánto valoraba todas aquellas amistades que este hermoso deporte le dio a través de los años.
Pablo era un futbolero hasta el tuétano, jugaba en muchas ligas, muchos equipos, jugaba donde su equipo lo necesitaba, a veces de delantero o volante central, lateral derecho, en cualquier parte de la cancha no le faltaba entrega y garra para ganar los partidos, todos los partidos que podía jugar en un fin de semana.
Sin duda el fútbol es una pasión que une a través de lazos de amistad y familiaridad dejando a su paso grandes ejemplos de vida como la que Pablo Sandoval dejó a todos aquellos que tuvieron la fortuna de compartir un partido de fútbol con él.