Contar la historia de un niño que sueña con ser futbolista y que tras algunas circunstancias o hechos específicos logre cumplir este sueño no parece ser una historia muy diferente a la que escuchamos diariamente en medios o redes. Pero la trayectoria del boliviano Jaime Arrascaita merece unas líneas especiales porque puede catalogarse como una verdadera historia de superación y resiliencia.
Cuán dolorosas son las lesiones para un futbolista, más allá del dolor físico las emociones que se desatan y los pensamientos que invaden la cabeza pueden llegar a poner un punto final en la carrera de varios deportistas. Jaime tuvo que pasar por el quirófano más de una vez, por lesiones fuertes, pero hoy se encuentra disfrutando de tal vez el momento más dulce de su carrera.
A sus 29 años, con tres títulos ganados y casi 300 partidos como futbolista profesional, Jaime vistió las camisetas de los clubes más importantes de La Paz, tuvo un corto paso por equipos como Sport Boys, Wilstermann y Real Potosí; “es algo increíble, son los equipos más grandes y ahora vestir la camiseta del Tigre para mí no tiene precio, estoy disfrutando y brindándome al máximo por esta institución a la que tengo un cariño especial” explica.
Toda su historia comienza en su pueblo, Santa Rosa de Mapiri, donde jugaba con sus amigos fútbol toda la tarde luego de ayudar con las tareas de la casa e ir al colegio. Su papá fue quien le heredó su pasión por el fútbol, “Si desde niño ha sido mi propósito ser futbolista porque mi papá jugaba futbol y me inculcó desde niño el jugar”.
Recuerda que no veía mucho fútbol internacional en la televisión, “del pueblo donde soy es Daner Pachi él era nuestro referente en esa época, estaba en la selección y en Bolívar” justamente la academia paceña fue quien fichó al joven talento, “Fue un torneo que había para una fiesta en el pueblo y Bolívar fue a jugar, yo jugué para el equipo del pueblo, esa vez el profe Oscar Villegas me invitó a formar parte del club pero esa época estaba terminando el colegio entonces no pude venir ese año, pero al siguiente ya se me dio llegar a Bolívar”.
Desde ese momento su vida cambió radicalmente, “Me tocó primero estar en reserva y viajar al mes a una copa internacional, fue un cambio rotundo porque de jugar en el pueblo a jugar una Dallas Cup en Estados Unidos era un cambio total. Siempre agradecido con el profesor Oscar Villegas porque nos enseñó antes de ser jugador a ser mejor persona, ser siempre una persona humilde y respetuosa que era lo que más nos exigía y luego futbolísticamente me enseño muchas cosas para estar preparado para cuando me toque estar en la primera. Creo que fue algo muy rápido de poder debutar, ha sido algo muy lindo en mi vida” recuerda.
Pero también le tocó hacer el sacrificio más grande para ese momento: “que más me costó fue alejarme de mi familia, de estar con ellos todo el día a no poder verlos por venirme a La Paz a jugar. Gracias a Dios cuando llegué me recibieron mis tíos que son como mis segundos papás, me atendieron muy bien. Ese sacrificio ha sido grande, pero valió la pena”.
Su debut con la camiseta celeste fue “con Miguel Angel Portugal, me tocó entrar en la Copa de Altura, un clásico que me toca entrar unos minutos, estaba muy nervioso, era la primera vez de estar en un estadio tan lleno, estaba nervioso pero contento y feliz”, luego su carrera fue en ascenso rápidamente y también fue convocado a la Selección, “Fue el profesor Azkargorta que me convocó por primera vez, cumplí otro sueño por el que trabajé mucho, poder estar con jugadores de esa magnitud ha sido un aprendizaje increíble que me sirvió de mucho. Poder estar con Martins, Raldes esa época, estaba también el Mono Galarza, Mojica eran jugadores que de solo verlos te enseñan mucho”.
Entre las enseñanzas que más le marcaron en esos momentos fue “que las cosas había que tomarlas con calma, que después de esa convocatoria tenía que seguir trabajando durísimo para seguir en las otras convocatorias. Era el consejo que me deban para que uno no se confunda y siga trabajando en el club de la mejor manera para seguir siendo convocado”.
Pero entre tantos sueños cumplidos llegarían los momentos más dolorosos y difíciles, las constantes lesiones, “Ha sido la época más dura para mí y toda mi familia porque han sido momentos muy difíciles, porque he tenido que ser más fuerte, pero sin la ayuda me mi familia, de mis papas y de mi esposa no iba a ser posible. Eso ha sido lo más duro, ver a tus compañeros entrenar y que uno no pueda hacerlo, de poder estar sin hacer lo que más te gusta es algo que te frustra mucho pero sabía que tenía que volver más fuerte”.
En esos momentos tan complicados recuerda haber estado a punto de abandonar su carrera, “En la última lesión que tuve pasó muchas cosas por mi cabeza, le dije a mi esposa que había pensado que no quería jugar más porque la estaba pasando muy mal pero la ayuda idónea de ella ha sido importante para que me apoye, para que me lleve a hacer fisioterapia todo el tiempo, estar ahí conmigo para alentarme siempre ha sido importante y voy a estar siempre agradecido porque gracias a ella pude seguir y después vino una bendición, llegó mi hija y eso me dio mucha más fuerza, cuando llegó la segunda no había nada que me pueda derrumbar porque ahora más que nunca estoy agradecido con ellos”.
Agradecido con su familia, no se olvida de Dios y de todas aquellas personas que lo apoyaron: “No quiero dejar de lado a Dios que él me ha dado mucha fuerza para volver a entrar a una cancha, siempre voy a recordar a Zampiery y su esposa que cuando me fui a recuperar a Santa Cruz de una de las lesiones ellos fueron los que más nos apoyaron, todos los pastores de una iglesia que se llama casa de oración nos ayudaron para sacar las cosas malas de la cabeza y poder meter puro pensamientos positivos”.
Superando todas esas pesadillas tiene un consejo para cualquier jugador que esté pasando por alguna lesión: “Que sea fuerte que crea en Dios que todo sacrificio que uno hace y si uno obra bien será recompensado y todo vuelve. Que crea que todo es posible con esfuerzo, con dedicación se puede salir de cualquier adversidad” palabras que él también recibió y que vivió para estar disfrutando de su presente.
Es así que ahora busca un nuevo título en su carrera, seguir conociendo el mundo con la Selección y conseguir grandes cosas, “Quiero seguir ganando cosas, quiero seguir disfrutando del fútbol quiero seguir dando lo mejor de mí y seguir aprendiendo cada día para seguir creciendo. Ahora nos está tocando vivir uno de los momentos más lindos en nuestra carrera de poder disfrutar y poder estar con confianza y poder conseguir cosas con el club”.