Lograr permanecer más de tres décadas en un mismo trabajo no es fácil en ningún área empresarial, uno debe crecer con la empresa, avanzar con las tendencias del mercado, un verdadero reto para cualquier persona. En el fútbol la complicación crece, el exitismo con el que se vive en las instituciones, la poca paciencia y las presiones hacen que trabajar en el fútbol sea tener la maleta tras la puerta.
Con ese panorama uno de los bolivianos más exitosos en nuestro fútbol logró permanecer en un club más de 35 años, se trata de Vladimir Soria, que desde que llegó a Bolívar en 1985 hasta ahora no solo no se ha ido de lo que considera su casa sino es parte fundamental de su vida.
“Llegué el año 1985 había la posibilidad de venir el 82-83 cuando Bolívar estaba interesado pero Wilstermann no quiso, me puso como jugador intransferible, después de 2 o 3 años en 1984 Bolívar volvió a la carga para poder traerme, esta vez se facilitaron las cosas porque Wilstermann debía dinero a un banco y Bolívar se hizo de la deuda y esa fue la forma de llegar” recuerda Soria que tampoco olvida que sintió la primera vez que llegó al estadio de Tembladerani, “Una alegría inmensa, desde adolescente siempre tenía la intención de venir a probarme a Bolívar pero no había las condiciones. La primera vez que llegué a Tembladerani se me caían las lágrimas porque era mi sueño siempre poder jugar en Bolívar y dije cuando llegué que nunca más iba a volver a Cochabamba y aquí estoy todavía sigo en Bolívar”.
Su primer entrenador fue Andrés Prieto, pero fue Moises Barack quien marcó su carrera, “yo vine como número 8 como un volante mixto de ida y vuelta, Barack me cambió el puesto en un partido contra Blooming, yo jugué ese partido como volante de contención y salí como el mejor jugador, desde ese partido nunca más me cambió y siempre fui el volante central de Bolívar”.
Por demás anecdótico fue su transición de ser jugador a entrenador, “Jugué el último clásico, el número 84, había batido el récord de todos de haber jugado más clásicos en Bolívar y en Bolivia jugué y dije dejo el futbol, ya no tenía ganas, me levanté al día siguiente no fui a entrenar le llamé al presidente y le dije que dejaba el fútbol que ya no quería jugar y él me insistió que tenía que seguir. Me llamó a su oficina y me dijo que quería que siga, pero para apoyar a los chicos y me quedé así. Después de unos dos meses el equipo anduvo muy mal y me hice cargo del equipo, yo todavía no había hecho el curso de entrenador ni nada, pero acepté, toda una segunda rueda de torneo nos fue muy bien y ahí terminé como entrenador el 2000”.
Y así comenzó su historia desde el borde de campo de juego, “Yo he estado en todas las etapas más importantes del club, todas las instancias de octavos, cuartos de final, semifinales, finales, como entrenador, jugador, asistente, he estado en todas, es muy lindo para uno”. Y es justo esa experiencia la que le permite puntualizar algunas claves para alcanzar esos logros que la academia paceña ostenta en el país, “Obviamente lo primero es tener buenos jugadores, sin tener buen equipo no llegas a ningún lado, en 2004 teníamos jugadores con mucha hambre, aunque no nos pagaban siempre había la fortaleza de salir adelante, teníamos jugadores importantes como Gatty, Botero, Chiorazzo, también estuvo Limberg Gutierrez, Sucha Suarez, Sandy, Sanchez teníamos un buen plantel. El 2014 teníamos un buen entrenador como el profesor Azkargorta, teníamos un buen plantel con William Ferreira, Walter Flores, una calidad de jugadores importantes, creo que esa fue la etapa que más cerca estuvimos de llegar a una final de Libertadores”.
Y es que no es un detalle menor la diferencia institucional que vivió Soria cuando dirigió al club la final en 2004 a la vez que acompañó a Azkargorta como asistente en 2014, “Son épocas totalmente diferentes me acuerdo, cuando jugamos la Copa Sudamericana, llegamos a la final al equipo le debían mucho dinero, eran hasta cuatro meses sin cobrar, pero la fortaleza, las ganas de cada uno de los que integraba el plantel eran muy fuertes y creo que eso hizo que llegáramos a instancias importantes después vino Marcelo y cambió todo. Ahora es una institución más seria, más estable, sólida y por todas esas cosas hoy es mucho más grande de lo que siempre ha sido”.
Y es así como Vladimir Soria sigue coleccionando títulos, récords, hazañas y sin duda queda mucho por escribir en la historia de esta leyenda del fútbol boliviano que lleva en la piel y en el corazón a Bolívar.