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July 30, 2024

TÍTULO: “Envidia sana”

AUTOR: Edsy Gisbert – Directora Revista Cábala

Si es que existe la envidia sana, los bolivianos la expresamos cada vez que se disputa una Copa América o un Mundial. Y es que ver como todas las selecciones de nuestro alrededor, cercanas y hasta parecidas en historia a nosotros logran crecer y dar alegrías a sus países o por lo menos esperanzas nos duele y hace que salga esa “envidia sana”.

Nadie puede negar que la última Copa América terminó con nuestras ilusiones de soñar con un Mundial, de hecho, parece que los mismos dirigentes de nuestro fútbol sintieron lo mismo que nosotros porque decidieron cambiar de DT y presentar e iniciar un proyecto de 10 años en la Selección.

Pero nuestra “envidia sana” va más allá de los resultados, los bolivianos no estamos locos pidiendo resultados de la noche a la mañana, han pasado 30 años de la vez que logramos ir al Mundial y las cosas se quedaron en los 90 en nuestro fútbol. La culpa está compartida por todos, los dirigentes no han encontrado el camino (ni siquiera viendo alrededor) para que nuestro fútbol evolucione.

Los entrenadores nacionales poca o nula oportunidad tienen, siempre se ven superados por extranjeros que se actualizan constantemente. Pero de los extranjeros que llegan son pocos los que dejan semillas buenas en los jugadores, al final estos pocos consiguiendo logros importantes logran saltar a mejores ligas o proyectos más grandes.

Los jugadores tienen parte de la culpa compartida, debemos ser uno de los pocos países donde los jóvenes futbolistas prefieren volver a nuestra liga por una estabilidad económica que soñar crecer en Ligas más prestigiosas y vistas a pesar de los sacrificios que esto conlleve.

La prensa deportiva, aquel cuarto poder al que se tenía un respeto implacable, ahora es manoseado, manipulado, se ha quedado en la comodidad de “cubrir eventos deportivos” desde la comodidad de su sillón, usando el amarillismo y la farándula para sobrevivir.

Los hinchas al ver todo esto ecosistema dejan los estadios vacíos, insultan a sus jugadores, niegan su apoyo por que tienen esa pasión envenenada.

En todo esto sale a flote “mi envidia sana” esa que más allá de envidiar logros como los de Venezuela, el apoyo que mueve Perú, ver como selecciones Centroamericanas nos superan, ven como esas selecciones, con problemas similares en ciertos sentidos, problemas propios por su realidad logran dejar intereses de lado por el bien común, porque lograron entender que cuando gana la Selección ganamos todos.