El cuerpo humano mantiene una temperatura interna constante de 36,1 a 37,8°C, las condiciones climáticas extremas, tanto el frío como el calor, desencadenan respuestas fisiológicas que pueden afectar negativamente la salud y sobre todo el rendimiento. En condiciones de calor extremo, los futbolistas están en riesgo de sufrir trastornos por estrés térmico, con síntomas como calambres, agotamiento, golpes de calor, náuseas, dolores de cabeza. En condiciones de frío extremo, los futbolistas están en riesgo de lesión, que abarcan desde la hipotermia a la congelación, pues sus organismos sufren una pérdida excesiva de calor.
La FIFA en conocimiento de los riesgos propone para prevenir este riesgo, la medición de las condiciones climáticas aplicando las directrices basadas en la temperatura húmeda y de esfera negra “WBGT”, que es un conglomerado de temperaturas calculado a partir de distintos parámetros, tales como la temperatura del aire, la humedad, la exposición al sol o la velocidad del viento, se mide antes de los partidos, empleando un dispositivo especial para determinar la temperatura, respecto al calor extremo indica que si existe una WGBT superior a 32°C son obligatorias pausas para hidratación en ambas mitades de partido, en torno al minuto 30 y al minuto 75; la decisión de suspender o cancelar el partido queda a discreción de los organizadores, cuando se trata de futbolistas profesionales y ya llevan tres meses de entrenamiento con calor, sus cuerpos ya debieran estar acostumbrados por el tiempo de adaptación que llevan jugando en esas condiciones, lo mismo que se plantea al entrenar en altura de 3600 msnm como se hace con deportes de resistencia, en las personas que no están preparadas físicamente pueden haber desmayos, mareos, calambres hasta un shock de calor.
Lo básico va desde la hidratación adecuada, la indumentaria que permita la sudoración, la hidratación pre partidos, ya que mucho jugadores inician el partido en hipo hidratación, por lo que se monitorea el peso corporal y se sugiere insistir en educar a los jugadores sobre el color de la orina, el volumen de líquido a ingerir diariamente y las variaciones de los días de entrenamiento, a diferencia de los de entrenamiento a doble turno o los de competencia, hay otras técnicas como el pre-cooling o enfriamiento previo al partido que han demostrado ser útiles. También se debe considerar la humedad ambiente que dificulta la sudoración.
Sin embargo estas directrices no bastan para proteger la salud y el rendimiento de los futbolistas, se había recomendado que si existe una WBGT entre 28-32° se apliquen pausas para la hidratación en torno a los minutos 30 y 75m si fuera superior a 32°C se propuso reprogramar el entrenamiento y partidos, tanto el American College of Sports Medicine como el Colegio de Medicina del Deporte de Australia sustentan estas recomendaciones considerando que los deportistas no pueden digerir más de 250 mL de agua cada 20 minutos, y por lo tanto, idealmente, las pausas deberán ser breves y frecuentes, con la opción de pausas extra en los minutos 15 y 60, además de las pausas en los minutos 30 y 75.
Con respecto al frío extremo, no existe orientación específica de la FIFA, las recomendaciones son que los entrenamientos y partidos puedan cancelarse y reprogramarse cuando la temperatura del aire sea inferior a -15°C y cuando la sensación térmica por frío sea inferior a los -27°C, ya que aumenta la aparición de fatiga muscular y reduce el rendimiento de los jugadores, desde el punto de vista médico puede producir deshidratación severa, hiponatremia (baja de los niveles de sodio) en algunos jugadores y peligro de shock por calor.