Un día muy triste para el fútbol uruguayo y para el fútbol en general, la partida de Juan Izquierdo después de varios días internado ha aflorado un mensaje y cosas dentro de lo triste y lo malo que tiene la situación por la juventud del jugador, por la familia que sufre mucho su partida, una familia que lo acompañó siempre, con una niña solamente de dos años y un bebe recién nacido de poco más de diez días de vida hacen que nos replanteemos un montón de cosas.
Recuerdo las palabras de un colega donde rememoraba la expectativa que se creó en la previa del partido, hace mucho tiempo que dos equipos grandes de Uruguay no avanzaban a estas instancias de torneos internacionales, aproximadamente 28 o 29 años que los dos no pasaban juntos, Peñarol ya había conseguido la clasificación y eso generaba un montón de expectativa, no solo de que Nacional pueda llegar a 4tos de Libertadores sino que todo el elenco de Nacional consiguiera un punto más para anotarse en el Mundial de clubes, que era el gran objetivo. Pero todo eso dejó de importar en un segundo, cuando Izquierdo se desplomó en mitad de la cancha.
Ya no había camisetas que importaran, colores, países, ya no era la Libertadores o el Mundial de clubes, ni siquiera importaba ganar el partido, lo único que pasó a importar era que se recuperará y se salvará Juan Izquierdo. Ahí nos demostró que el fútbol no deja de ser un juego y que, si bien se vive de mucha pasión en especial de este lado del mundo, hay que tomar consciencia todos, nosotros los periodistas a la hora de criticar, la gente por las redes sociales. Y vuelve a salir la frase icónica de que el fútbol es lo más importante de lo menos importante.
Realmente tomar dimensión a la hora de someter a presiones a determinado jugador de parte de la prensa, de la hinchada, de los clubes, de darnos cuenta de que es lo que realmente importa en la vida, que son otras cosas. De disfrutar más del día a día, de los seres queridos y de tener la posibilidad de cumplir sueños no sin olvidarnos que el fútbol no deja de ser un deporte y un juego.
Uruguay sufre muchísimo hoy esta pérdida de un jugador que tuvo la posibilidad de defender varias camisetas, de jugar en los dos grandes y de ganarse muchísimo cariño por parte de sus compañeros.